La muerte del teniente coronel Carlos Guillén no fue la única irregularidad del contingente Torogoz V en Mali, cuyo responsable no fue dado de baja sino que ascendido a jefe de brigada.

Fuentes militares expusieron su malestar ante la complicidad del alto mando del Ministerio de la Defensa a quien señalan como cómplice de las arbitrariedades cometidas en África por el coronel Américo Portillo.

En un video que se hizo llegar a esta sala de redacción, se observa al coronel Portillo en un prostíbulo ingiriendo cerveza. Algo que según ordenes del alto mando de la Fuerza Armada está prohibido.

Esta acción deriva en la repatriación de quien la infringa, incluso en diciembre de 2019 se procedió con una sanción de este tipo contra un efectivo a quien se le acusó de haber ingerido alcohol.

La familia del afectado denunció la situación ya que aclararon que la repatriación había sido injusta debido a que se trató de un mal entendido que no se investigó.

Según la explicación, el militar tenía un fuerte dolor de muela y al no poder acudir a una clínica por estar en servicio optó por colocar un algodón con alcohol en el diente que le dolía.

Otro oficial sintió el olor y lo acusó de encontrarse en estado de ebriedad por lo que se le sometió al alcotest y dio como resultado a lo que sería equivalente a menos de una cerveza.

El señalado fue aislado, despojado de su equipo y regresó al país en febrero del presente año, sin tener derecho a defenderse de las acusaciones que pesaban en su contra en el informe.

La prepotencia de estos militares ha llegado a tal punto que aseguran que sus decisiones en África no pueden ser cuestionadas ni por el propio presidente de la República, Nayib Bukele, según consta en denuncias.

En el contingente “Torogoz IV”, Portillo fue señalado de acoso sexual, pero tras amenazas a los denunciantes los señalamientos no habría sido profundizados.

Injerencia en caso del piloto

Portillo también habría manipulado las investigaciones de la Policía de Egipto después de las denuncias presentadas por la familia del coronel Guillén.

Este decidía a quien podían interrogar y estas eran personas que le deben favores para que no lo comprometieran en el caso, según detalló la fuente.

Fuentes que conocen el caso señalan que Portillo humillaba cada vez que podía a Guillen por que este no estaba de acuerdo en la forma que manejaba el campamento salvadoreño.

Esta situación es la que habría provocado el bloqueó de información a la familia afectada que a cuatro meses de su muerte no ha podido no reciba los beneficios que les corresponden.

El hospital de Bamako no se hace responsable ya que en el documento que entregaron señalan la causa de muerte y en la copia en poder de la familia no la tiene.

El expediente lo entregaron completo, pero en lo que recibió la familia hacen falta los sucesos acontecidos dos días antes de la muerte de Guillen.

Hasta la fecha nadie se ha acercado a la familia para preguntar cómo están, si comen o no.  El Estado Mayor, el Ministerio de Defensa han abandonado totalmente a la familia, apuntó la fuente.