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jueves, 18 de abril de 2024 00:19h.

Cuando la pandemia nos toca

-Mira huevón, ahí te habla el Chato Vargas, que te va a volar el pelo dice, jajajaja; que te va a verguiar también dice, jajajaja... 

Así era Meco, imaginen la escena, nosotros dos en el mezzanine del Salón Azul de la Asamblea Legislativa, viendo todo el panorama del parlamento, viendo las diferentes bancadas, él se llevaba bien con todos los bandos; esa fue su última faceta, pero Franklin Américo Rivera, nuestro Meco, tiene una larga trayectoria y yo me siento feliz de haber coincidido con él en varias etapas de su carrera profesional.

Fotoperiodista por vocación, se enamoró de la cajita de luz y creo extraordinarias fotografías para la posteridad, con Meco tuve el honor de colgar fotos para el certamen Esfotoperiodismo durante varios años, el prestigioso certamen de fotografía regional que ya cumplió 15 años y que surgió gracias a Cristian Poveda y Edgar Romero.

Recientemente también coincidimos en una exposición en Roma, Italia, dedicada al santo salvadoreño universal, San Óscar Arnulfo Romero.

Pero ¿cómo era Meco?, ¿cómo recordaré a mi hermano de batallas? siempre lo imaginaré con esa sonrisa pícara que me hacía sonreír a mi también, su presencia era un bálsamo para el alma, siempre había un tema que parlar un consejo que dar, un temor que confesar.

Él comenzó antes que muchos de nosotros que aún estábamos en la academia memorizado la teoría, él ya estaba en la práctica, dio cobertura a los últimos años del conflicto armado y retrato la paz anhelada, sus fotos post conflicto se centraron en la inocencia y desprotección de la niñez, hay un sinfín de fotos suyas dónde los pequeños al verlo siempre le regalaban su mejor sonrisa para el retrato.

También le tocó documentar el fenómeno de las maras, los intentos de privatización de la salud pública y los conflictos entre los vendedores capitalinos, por cierto la vez que lo hirieron en la 1a. Calle Poniente entre Salandra y Discoalmacén, él iba conmigo; cubríamos las trifulcas de vendedores informales que luchaban por su espacio en las calles con los agentes metropolitanos de la Alcaldía de San Salvador.

Habíamos avanzado con la turba de vendedores desde el Palacio Nacional que venían reculando a los agentes del CAM , y ahí por la Plaza Morazán, reventó la batalla, los cristales de la Librería Sanrey nos cayeron a nuestros píes y comenzaron a volar cualquier cantidad de objetos contundentes, corrimos a la calle y prácticamente quedamos en fuego cruzado... Escuché su lamento: "Puta me dieron" , vuelvo a ver y su rostro emanaba sangre, recuerdo que Maravilla, quién para ese entonces era camarógrafo de Teleprensa Canal 33 , vio lo sucedido y se bajó del bus a levantar a Meco en sus brazos, yo me corté al ver a Meco; no reaccionaba si hacer la foto o auxiliarlo, solo recuerdo acuérparlo y llamar a los socorristas, los Comandos de Salvamento, se lo llevaron para el Seguro y el cómo todo fotógrafo apasionado aún en la ambulancia no soltaba su equipo hasta que llegó Félix Amaya su compañero en La Prensa Gráfica.

El día de su deceso me negaba a creerlo, pero cuando lo confirmaron me tuve que resignar y colgué un tuit en mi cuenta personal diciendo que con "vos nunca hubo coberturas aburridas", hasta siempre querido amigo Franklin, tu legado de luz se queda con nosotros para siempre; descansa en paz Meco.